La computadora es amiga de los libros.

La computadora es amiga de los libros.

¿Papel o digital? Para Umberto Eco lo que importa es el mensaje y no su vehículo.“El libro de papel no desaparecerá” y “la computadora es amiga de los libros”, fueron algunas de las definiciones que dejó en su conferencia en el Salón del Libro de París el 2 de abril de 2010.

“La computadora multiplicó los libros. Hoy nos la pasamos imprimiendo”, afirmó Eco, para luego asegurar que, entre sus ventajas, “la computadora permitió que todos puedan publicar sin pagar, así que arruinó a los editores que cobraban para publicar a los malos poetas” y que también dio nuevos lugares de expresión allí donde hay dictaduras.

Sin embargo, “internet es un gran peligro para los libros porque no filtra. La cuestión es saber cuáles son los lugares donde buscar información sobre temas que no son de nuestra competencia. Si tengo que buscar algo sobre Física, no estoy en condiciones de saber qué es serio y qué no. Es un problema, porque la cultura radica en conservar algunas cosas y en dejar pasar otras. Ésa es su fuerza. Así que la materia del mañana en las escuelas será enseñar a filtrar”, explicó.

La feria del libro más importante de Francia dedica cada año más espacio al libro digital y a los nuevos dispositivos de lectura, un tema que hace más evidentes ciertos discursos que anuncian la muerte del libro, en particular del de papel, contra los que Eco se enfrenta. “Hoy sabemos que un libro de papel dura al menos 600 años, porque lo tenemos. Pero en la actualidad, no tenemos ninguna prueba científica de que lo digital pueda durar. ¿Quién puede garantizar cuál será la duración de un disquete y si lo podremos utilizar en el futuro? El libro de papel se hace y nadie lo puede cambiar”, aseguró Eco.

Según el italiano, la cuestión que plantea el libro electrónico ante el pirateo tampoco es nueva para los libros, y dio como prueba que él tiene la primera edición de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas –de 1844–, y que no es la oficial francesa, sino una que apareció dos meses antes en Bélgica en edición pirata.

Eco recordó que en los 60 se hablaba del triunfo absoluto de la cultura de la imagen; argumento que quedó refutado con la computadora, que “impone el retorno a la cultura alfabética”. Ahora bien, “¿cuánta gente pasa hoy sólo por la cultura de la imagen y cuánta por la alfabética?”, se preguntó el semiólogo para decir: “Las estadísticas son muy claras: el problema es que se va a organizar una clase dirigente alfabetizada y un proletariado que es esclavo de las imágenes. Las últimas elecciones italianas son la demostración de eso: un tipo inteligente que es capaz de dominar el universo de las imágenes puede vencer a los que leen”.

“Quizá la utilización de la computadora después pase del 30% al 90%, pero por el momento hay una diferencia muy clara entre los ricos y los pobres”, siguió Eco, y aseguró que debe ser prioridad “enseñar a las próximas generaciones cómo leer las imágenes”.

Los riesgos de Wikipedia. Umberto Eco.

Aunque rescata el papel de Internet como herramienta de conocimiento si es bien utilizada, el autor se suma al debate sobre la enciclopedia on line y advierte que la falta de rigurosidad en sus contenidos puede conducir a peligrosos equívocos.
Un debate está agitando el mundo de Internet, y es el debate sobre la Wikipedia.

Para los que no lo sepan, se trata de una enciclopedia on line escrita directamente por el público. No sé hasta qué punto una redacción central controla las contribuciones que llegan de todas las partes del mundo, pero es verdad que cuando he tenido la ocasión de consultarla sobre argumentos que conocía (para controlar una fecha o el título de un libro), la he encontrado siempre bastante bien hecha y bien informada. Claro que eso de estar abierta a la colaboración de cualquiera presenta sus riesgos, y ha sucedido que a algunas personas se les atribuyera cosas que no han hecho e incluso acciones reprobables. Naturalmente, protestaron y el artículo se corrigió.

La Wikipedia tiene también otra propiedad: cualquiera puede corregir un artículo que considera equivocado. Hice la prueba con el artículo que me concierne: contenía un dato biográfico impreciso, lo corregí y desde entonces el artículo ya no contiene ese error. Además, en el resumen de uno de mis libros estaba la que yo consideraba una interpretación incorrecta, dado que se decía que yo "desarrollo" una cierta idea de Nietzsche mientras que, de hecho, la contesto. Corregí "develops" con "argues against", y también esta corrección fue aceptada.

El asunto no me tranquiliza en absoluto. Cualquiera, el día de mañana, podría intervenir otra vez sobre este artículo y atribuirme (por espíritu de burla, por maldad, por estupidez) lo contrario de lo que he dicho o hecho. Además, dado que en Internet circula todavía un texto donde se dice que yo sería Luther Blissett, el conocido falsificador (e incluso años después de que los autores del truco llevaran a cabo su buen coming out y se presentaran con nombre y apellido), podría ser yo tan socarrón como para dedicarme a contaminar los artículos que conciernen a autores que me resultan antipáticos, atribuyéndoles falsos escritos, episodios pedófilos, o vínculos con los Hijos de Satanás.

¿Quién controla en la Wikipedia no sólo los textos sino también sus correcciones? ¿O actúa una suerte de compensación estadística, por la cual una noticia falsa antes o después se localiza? El caso de la Wikipedia es, por otra parte, poco preocupante con respecto a otro de los problemas cruciales de Internet. Junto a sitios absolutamente dignos de confianza, hechos por personas competentes, existen sitios de lo más engañosos, elaborados por incompetentes, desequilibrados o incluso por criminales nazis, y no todos los usuarios de la red son capaces de establecer si un sitio es fidedigno o no.

El asunto tiene una repercusión educativa dramática, porque a estas alturas sabemos ya que escolares y estudiantes suelen evitar consultar libros de texto y enciclopedias y van directamente a sacar noticias de Internet, tanto que desde hace tiempo sostengo que la nueva y fundamental asignatura que hay que enseñar en el colegio debería ser una técnica de selección de las noticias de la red; el problema es que se trata de una asignatura difícil de enseñar porque a menudo los profesores están en una condición de indefensión equivalente a la de sus alumnos.

Muchos educadores se quejan, además, de que los chicos, si tienen que escribir el texto de un trabajo o incluso de una tesina universitaria, copian lo que encuentran en Internet. Cuando copian de un sitio poco creíble, deberíamos suponer que el profesor se da cuenta de que están diciendo pavadas, pero es obvio que sobre algunos temas muy especializados es difícil establecer inmediatamente si el estudiante dice algo falso. Supongamos que un estudiante elija hacer una tesina sobre un autor muy pero muy marginal, que el profesor conoce de segunda mano, y se le atribuya una determinada obra. ¿Sería capaz el docente de decir que ese autor nunca ha escrito ese libro? Lo podría hacer sólo si por cada texto que recibe (y a veces pueden ser decenas y decenas de trabajos) consigue llevar a cabo un cuidadoso control sobre las fuentes.

No sólo eso: el estudiante puede presentar un trabajo que parece correcto (y lo es) pero que está directamente copiado de Internet mediante "copia y pega". Soy propenso a no considerar trágico este fenómeno porque también copiar bien es un arte que no es fácil, y un estudiante que copia bien tiene derecho a una buena nota. Por otra parte, también cuando no existía Internet, los estudiantes podían copiar de un libro hallado en la biblioteca y el asunto no cambiaba (salvo que implicaba más esfuerzo manual). Y, por último, un buen docente se da cuenta siempre cuando se copia un texto sin criterio y se huele el truco (repito, si se copia con discernimiento, hay que quitarse el sombrero).
Ahora bien, considero que existe una forma muy eficaz de aprovechar pedagógicamente los defectos de Internet. Planteen ustedes como ejercicio en clase, trabajo para casa o tesina universitaria, el siguiente tema: "Encontrar sobre el argumento X una serie de elaboraciones completamente infundadas que estén a disposición en Internet, y explicar por qué no son dignas de crédito". He aquí una investigación que requiere capacidad crítica y habilidad para comparar fuentes distintas, que ejercitaría a los estudiantes en el arte del discernimiento.