Origen y significado de la palabra Sismo, seísmo, terremoto

Sismo, seísmo, terremoto

Sismo, seísmo y terremoto son tres sinónimos perfectamente intercambiables que se aplican a los movimientos telúricos causados por el desplazamiento de placas tectónicas en el interior del planeta. Los dos primeros provienen del griego seismos (agitación, sacudida) y el tercero, del latín terraemotus, formada por terrae (tierra) y motus (movimiento).
Sismo y seísmo fueron incorporadas en 1947 al diccionario de la Academia, aunque ya habían aparecido en 1918 en el de Rodríguez Navas, tras haber llegado a nuestra lengua desde el francés séisme, empleado desde la segunda mitad del siglo XIX. Terremoto, en cambio, que aparecía en diccionarios castellanos desde 1505, a veces bajo la forma tremoto, es la palabra que realmente se emplea en el uso corriente, con excepción de la prensa y los textos de geólogos. Y no olvidemos la expresión sinónima temblor de tierra, registrada en todos los diccionarios castellanos, que heredamos directamente del latín tremor terrae, ya empleada por Plinio con su denotación actual.

Origen y significado de la palabra AMÉRICA LATINA

América Latina

América Latina es una denominación histórica y geográficamente imprecisa, que los españoles suelen rechazar, pues dan preferencia a Hispanoamérica (el conjunto de los países que surgieron de la colonización española) o Iberoamérica (el mismo conjunto incluyendo a Brasil, colonizado por los portugueses). Hemos de convenir que estas últimas denominaciones son bastante más precisas, puesto que excluyen países caribeños de colonización francesa, como Haití, y aun los territorios francohablantes de Canadá, a los que, de todas formas, no se suele considerar latinoamericanos.

Sin embargo, en las costas occidentales del océano Atlántico se prefiere, por razones que enseguida veremos, hablar de América Latina, a raíz de lo cual los estadounidenses llaman genéricamente latinos a los inmigrantes procedentes del sur del río Bravo. Según una anécdota atribuida al ex vicepresidente norteamericano Dan Quayle, en cierta ocasión manifestó su interés en estudiar latín, alegando que le resultaría "muy útil para cuando viajase a Sudamérica", donde, según está versión, él creía que se hablaba esa lengua.

La preferencia de los americanos hispanohablantes (o lusohablantes) por la expresión América Latina tiene razones políticas e históricas que arrancan del siglo XIX, pero la palabra latino es mucho más antigua: para conocer su origen tenemos que remontarnos a los tiempos de la Guerra de Troya, ocurrida hace más de 3.000 años. Es una historia que vale la pena conocer.

En aquella época, Latinus era el rey de los aborígenes (de ab origines), primitivos pobladores de la Península Itálica. Cuenta la leyenda que cuando Eneas llegó fugitivo a la costa italiana después de la toma de Troya por los aqueos, fue acogido con su familia por Latinus. En la familia de Eneas estaba su hijo Iulo, quien, según la leyenda, sería el fundador de la familia Iulia, en la que tres o cuatro siglos más tarde nacerían Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma, y unos siete siglos después, Julio César.

Otra leyenda cuenta que Latino habría guerreado contra Eneas y que, muertos ambos, los tirios y los aborígenes decidieron unirse para formar un nuevo pueblo, al que dieron el nombre del rey Latinus.

Más allá de la milenaria leyenda, lo cierto es que el nombre latinus lo tomaron los romanos para sí y para su lengua y cultura que, con el apogeo del imperio, se extenderían desde el norte de España hasta lo que hoy es Rumania.

Tras la caída del Imperio Romano, la lengua latina fue adoptando diversas formas en los territorios del antiguo dominio de los césares, dando lugar al gallego-portugués, al castellano, al aragonés, al leonés, al catalán, la lengua de Oc, el francés, las incontables lenguas de la península itálica, el rumano, el sardo y muchos otros idiomas de numerosas regiones cuya enumeración sería inagotable: eran las lenguas romances o latinas.

Unos siglos más y los españoles y portugueses se lanzaron a los mares en busca de nuevas tierras, principalmente hacia América, aunque los hispanos llevaron su lengua también al norte de Africa y a las Filipinas y los portugueses a Macao, donde incluso dieron origen a nuevas palabras del idioma chino que perduran hasta hoy.

De las otras lenguas latinas o romances, los franceses llevaron la suya a Haití y al Canadá y los italianos a Etiopía. Todos estos países fueron llamados latinos por sus lenguas, que se derivaban de un tronco común, por su historia y por su cultura.

Los pueblos colonizados por España se llamaron hispanoamericanos, denominación que se emplea hasta hoy, especialmente en la Península Ibérica. Sin embargo, razones históricas y políticas han llevado a que en América se prefiera la denominación América Latina o Latinoamérica. En realidad, hasta comienzos del siglo pasado eran muy pocos los lazos entre los países hispanoamericanos y sus vecinos nacidos de otras colonizaciones latinas —como Brasil, Haití, las Guayanas y los canadienses de Quebec.

La expresión Amérique Latine fue creada hacia 1860, cuando Napoleón III se disponía a invadir México para imponer al emperador Maximiliano a fin de contener el avance de Estados Unidos, una política que requería poner de relieve elementos de identidad cultural entre los franceses y los hispanoamericanos. El diputado francés Michel Chevalier, uno de los más cercanos colaboradores de Napoleón III, acuñó entonces esa denominación.

Maximiliano acabó depuesto por Benito Juárez y fusilado en 1867, pero el nombre creado por los franceses prevaleció como elemento cultural que une a los países iberoamericanos, la antigua Guayana francesa y Haití.

La emergencia de una izquierda socialista y anarquista hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX tal vez pueda explicar el éxito que tuvo fuera de España la expresión América Latina, muy oportuna para los políticos de la época, puesto que les permitía marcar la diferencia con los Estados Unidos y, al mismo, tiempo, evitar la connotación peninsular del vocablo Hispanoamérica.

En el uso corriente la denominación América Latina cuenta hoy con la comprensión de los intelectuales españoles de mayor relevancia, y el espaldarazo de la Academia Española, contra la opinión del ya fallecido premio Nobel Camilo José Cela, quien en su acendrado eurocentrismo siempre se negó a admitir esa expresión. Cela ponía el acento en la imprecisión del término, pero desconocía la voluntad y el uso preferencial de los latinoamericanos.

El término se impuso también en Estados Unidos, donde latin es hoy por lo menos tan usado como hispanic para designar los inmigrantes del sur, lo que puede explicar la confusión que se atribuyó a Quayle.

Origen y significado de la palabra SUEÑO

sueño

En castellano hay dos palabras homónimas con significados diferentes, aunque no muy distantes: sueño para designar el 'acto de dormir' y sueño como 'representación de sucesos e imágenes en la mente de quien duerme'.

La primera proviene del latín somnus, y la segunda, del latín somnium. Esta equivalencia no ocurre en las demás lenguas romances: en portugués y en gallego se distingue sono y sonho (en gallego, soño); en catalán son y somni; en francés, el acto de dormir es llamado sommeil y el de soñar, rêve; en italiano, ambas ideas se expresan como sonno y sogno. Sin embargo, Corominas observa que es frecuente, al menos en catalán, que haya transgresiones a la diferenciación de ambos vocablos.

El intento más conocido de sortear las confusiones causadas por la homonimia de estos dos conceptos se observa en la traducción al español de las obras de Sigmund Freud, en las que el traductor Luis López-Ballesteros de Torres usó sueño para referirse al acto de dormir y ensueño, para mencionar el acto de soñar, tan importante en el universo freudiano.

Las dos palabras latinas que dieron origen a ambas formas de sueño provienen de la antiquísima voz indoeuropea swep-no, que cambiando el sufijo -no por -os, como swep-os, dio lugar al latín sopor 'adormecimiento', que llegó a nuestra lengua con el mismo significado.

Origen y significado de la palabra TEMBLAR

Temblar

Según el diccionario, temblar es algo que puede acontecer a los seres vivos, cuando sienten frío o miedo, o al planeta, cuando sufre sus terremotos. La palabra proviene del latín vulgar tremolare, derivada del latín clásico tremere, con el mismo significado. Tremolare se formó a partir del adjetivo tremulus (trémulo, tembloroso). El vocablo llegó al francés de la misma forma que al castellano, dando lugar a trembler, muy parecida al inglés tremble, pero el portugués la tomó directamente del latín clásico, dando lugar a tremer.

Pero tremolare dejó otros hijos en nuestra lengua, entre ellos tremolar , que significa 'enarbolar las banderas, sacudiéndolas al viento' y también 'hacer ostentación de bienes materiales'. Además, trémulo es aquel que está temblando.

Origen y significado de la palabra PAPÁ NOEL

Papá Noel

El viejecito de ropas rojas y barba blanca que vemos en vísperas de Navidad en los centros comerciales de todo el mundo, se ha convertido en ícono cultural de la sociedad de consumo del tercer milenio. El mito del sonriente personaje que encanta a los niños, fue forjado a lo largo de los últimos diecisiete siglos, basado en la historia de un obispo que vivió en el siglo IV.

La ciudad de Mira, en el antiguo reino de Licia, actual territorio de Turquía, tuvo un prelado llamado Nicolás, célebre por la generosidad que mostró con los niños y con los pobres, y que fue perseguido y encarcelado por el emperador Diocleciano. Con la llegada de Constantino al trono de Bizancio —ciudad que con él se llamó Constantinopla—, Nicolás quedó en libertad y pudo participar en el Concilio de Nicea (325). A su muerte fue canonizado por la Iglesia católica con el nombre de san Nicolás.

Surgieron entonces innúmeras leyendas sobre milagros realizados por el santo en beneficio de los pobres y de los desamparados. Durante los primeros siglos después de su muerte, san Nicolás se tornó patrono de Rusia y de Grecia, así como de incontables sociedades benéficas y, también, de los niños, de las jóvenes solteras, de los marineros, de los mercaderes y de los prestamistas.

Ya desde el siglo VI, se habían venido erigiendo numerosas iglesias dedicadas al santo, pero esta tendencia quedó interrumpida con la Reforma, cuando el culto a san Nicolás desapareció de toda la Europa protestante, excepto de Holanda, donde se lo llamaba Sinterklaas (una forma de san Nicolás en neerlandés).

En Holanda la leyenda de Sinterklaas se fusionó con antiguas historias nórdicas sobre un mítico mago que andaba en un trineo tirado por renos, que premiaba con regalos a los niños buenos y castigaba a los que se portaban mal.

En el siglo XI, mercaderes italianos que pasaban por Mira robaron reliquias de san Nicolás y las llevaron a Bari, con lo que esa ciudad italiana, donde el santo nunca había puesto los pies, se convirtió en centro de devoción y peregrinaje, al punto de que hoy el santo es conocido como san Nicolás de Bari.

En el siglo XVII, emigrantes holandeses llevaron la tradición de Sinterklaas a los Estados Unidos, cuyos habitantes anglófonos adaptaron el nombre a Santa Claus, más fácil de pronunciar para ellos, y crearon una nueva leyenda, que acabó de cristalizar en el siglo XIX, sobre un anciano alegre y bonachón que en Navidad recorre el mundo en su trineo, distribuyendo regalos.

En los Estados Unidos, Santa Claus se convirtió rápidamente en símbolo de la Navidad, en estímulo de las fantasías infantiles y, sobre todo, en ícono del comercio de regalos navideños, que anualmente moviliza miles de millones de dólares.

Esta tradición no demoró en cruzar nuevamente el Atlántico, ahora remozada, y en extenderse hacia varios países europeos, en algunos de los cuales Santa Claus cambió de nombre. En el Reino Unido se le llamó Father Christmas (papá Navidad); en Francia fue traducido a Père Noël (con el mismo significado), nombre del cual los españoles tradujeron sólo la mitad, para adoptar Papá Noel, que se extendió rápidamente a América Latina.

Origen y significado de la palabra NAVIDAD

Navidad

Cuando compramos los regalos de Navidad, decoramos el árbol o nos reunimos con la familia alrededor de la cena navideña, raramente nos detenemos a pensar cómo se fueron formando esas tradiciones milenarias, algunas de ellas mucho más antiguas que el propio cristianismo.

La conmemoración del nacimiento de Jesús, la fiesta más universal de Occidente, se celebró por primera vez el 25 de diciembre de 336 en Roma, pero hasta el siglo V, la Iglesia de Oriente siguió conmemorando el nacimiento y el bautismo del niño Dios de los cristianos el 6 de enero. El nombre de la fiesta Navidad, proviene del latín nativitas, nativitatis
nacimiento, generación.

En siglos posteriores, las diócesis orientales fueron adoptando el 25 de diciembre y reservando el 6 de enero para recordar el bautismo de Cristo, con excepción de la Iglesia armenia, que hasta hoy conmemora la Navidad en esa fecha de enero.

No se conoce con certeza la razón por la cual se eligió el 25 de diciembre para celebrar la fiesta navideña, pero los estudiosos consideran probable que los cristianos de aquella época se hubieran propuesto reemplazar con la Navidad la fiesta pagana conocida como natalis solis invicti (festival del nacimiento del sol invicto), que correspondía al solsticio de invierno en el hemisferio norte, a partir del cual empieza a aumentar la duración de los días y el sol sube cada día más alto por encima del horizonte.

Una vez que la Iglesia oriental instituyó el 25 de diciembre para la Navidad, el bautismo de Jesús empezó a festejarse en Oriente el 6 de enero, pero en Roma esa fecha fue escogida para celebrar la llegada a Belén de los Reyes Magos, con sus ofrendas de oro, incienso y mirra.

A lo largo de los siglos, las costumbres tradicionales vinculadas a la Navidad se desarrollaron a partir de múltiples fuentes. En esas tradiciones, tuvo considerable influencia el hecho de que la celebración coincidiera con las fechas de antiquísimos ritos paganos de origen agrícola que tenían lugar al comienzo del invierno.

Así, la Navidad acogió elementos de la tradición latina de la Saturnalia, una fiesta de regocijo e intercambio de regalos, que los romanos celebraban el 17 de diciembre en homenaje a Saturno.

Y no hay que olvidar que el 25 de diciembre era también la fiesta del dios persa de la luz, Mitra, respetado por Diocleciano, y que había inspirado a griegos y romanos a adorar a Febo y a Apolo.

En el Año Nuevo, los romanos decoraban sus casas con luces y hojas de vegetales, y daban regalos a los niños y a los pobres en un clima que hoy llamaríamos
navideño y, a pesar de que el año romano comenzaba en marzo, estas costumbres también fueron incorporadas a la festividad cristiana.

Por otra parte, con la llegada de los invasores teutónicos a la Galia, a Inglaterra y a Europa Central, ritos germánicos se mezclaron con las costumbres celtas y fueron adoptados en parte por los cristianos, con lo que la Navidad se tornó desde muy temprano una fiesta de comida y bebida abundante, con fuegos, luces y árboles decorados.

La Navidad que celebramos hoy es, pues, el producto de un milenario crisol en el que antiguas tradiciones griegas y romanas se conjugaron con rituales célticos, germánicos y con liturgias ignotas de misteriosas religiones orientales.

Historia de la lengua castellana. 1ª parte.



La historia del origen y evolución de nuestra lengua abarca muchos siglos y vincula distintos espacios. Pero hay un escenario dominante: la Península Ibérica. Este territorio europeo, que hoy corresponde a España y Portugal, toma su nombre de uno de los pueblos que lo habitaron en tiempos remotos: los íberos.

Debemos retroceder hasta una época anterior a Cristo, anterior incluso al dominio de los romanos: el oscuro período anterior al siglo III a.C. No se ha podido dejar en claro qué pueblos vivían por entonces en la Península y cuál su zona de influencia. Pero en líneas generales podemos hablar de los íberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, tartesios, ligures, vascos.

La cultura de estos pueblos y la importancia de su presencia en la Península fueron dispares. Ninguno de ellos logró que su lengua sobreviviera como un sistema completo luego de la invasión romana del siglo III a.C. pero algunas formas aisladas se mantuvieron en uso aún después de que los romanos anexaran la Península a su Imperio e impusieran en ella el latín, del cual deriva el castellano.

Hispania (de donde deriva España) es, por lo que se sabe, palabra de origen fenicio que significaba “tierra de conejos”.

En el año 218 a.C., durante la segunda guerra púnica, los Escipiones desembarcaron en Ampurias (Gerona); en esa fecha se inicia la incorporación de la Península Ibérica a la historia del mundo grecolatino.

La conquista fue progresiva. Esta dominación significó para los primitivos habitantes una nueva forma de vida con una organización centralizada que garantizaba justicia, recaudaba impuestos y concedía el derecho a la ciudadanía. Atrás fueron quedando la vida nómade, la lucha entre ciudades rivales, los enfrentamientos entre pueblos.

La lengua latina que se imponía fue inevitablemente logrando difusión en España. Esta latinización no fue inmediata: hubo un período de bilingüismo, en el que las lenguas vernáculas se conservaron en el ámbito de la vida familiar; pero luego, con excepción del vasco, terminaron por extinguirse. Sin embargo, algo de esas lenguas quedó en el latín; esta permanencia de algunos elementos de las lenguas conquistadas en la dominante recibe el nombre de sustrato. A este sustrato le debe el castellano, por ejemplo, el cambio de la f inicial latina por h aspirada y más tarde desaparecida (filum → hilo).

A medida que la literatura fue fijando un modelo de lengua, se hizo evidente la diferencia entre un latín culto, escrito, enseñado en las escuelas, y un latín vulgar, oral, empleado familiarmente por los romanos. Y fue precisamente el latín vulgar el que llegó a España, conquistada no por hombres de letras sino por recios legionarios, colonos. El latín culto fue un permanente vehículo de cultura y se conserva aún hoy como lengua de la Iglesia y en la literatura a demás de ser materia de estudio.

En síntesis: el latín fue el principal aporte para la formación de las lenguas de los pueblos que constituyeron el Imperio Romano; para el castellano significó el 70% de su caudal.

Grecia fue convertida en provincia romana, con el nombre de Acaya, en el año 146 a.C.; ese contacto fue decisivo para los romanos porque acentuó el acercamiento a una cultura superior con la que ya estaban vinculados desde fines del siglo IV. La mayor parte de las palabras de origen griego, que ingresaron en distintas épocas, nombran conceptos referidos a la educación (escuela, pedagogo); a los deportes (atleta); a los distintos campos del conocimiento y del arte (astronomía, matemática, música, poesía, comedia, drama, escena). La introducción de grecismos perdura en la actualidad en la formación de neologismos para nuevas técnicas, inventos, ciencia y filosofía.

La decadencia del Imperio comenzó a hacerse evidente a partir del siglo III. Se inician nuevas formas sociales que conducen a la servidumbre, a la relación amo y señor frente a mozo y siervo. En esta época, cuando la invasión germana amenazaba al Imperio, empezó a divulgarse el nombre de Romania para designar a los pueblos ligados a la civilización romana.

En el año 409 algunos pueblos germanos – suevos, vándalos y alanos- penetraron en España perseguidos por los visigodos. El rey visigodo Alarico ataca Roma y la somete a un sitio de hambre para entregarla después al saqueo. El Imperio, debilitado por la corrupción y la anarquía, cae en el 476. precisamente los visigodos son quienes a mediados del siglo V se constituyen en dueños de la mayor parte de España. Los suevos quedaron en Galicia, los alanos fueron exterminados y los vándalos cruzaron el estrecho buscando nuevas conquistas en África. Los latinos aprendieron de sus invasores germanos la denominación de cosas que no les eran demasiado familiares. Por ejemplo, los romanos no fabricaban el jabón, los germanos sí: saipo→sapone→xabon→jabón, werra→guerra, entre otros.

Parcial 2º julio2010

Profesora Anahí Caraballo.

LA DIGNIDAD DEL ARTE



Yo escribo para quienes no pueden leerme. Los de abajo, los que esperan desde hace siglos en la cola de la historia, no saben leer o no tienen con qué.
Cuando me viene el desánimo, me hace bien recordar una lección de dignidad del arte que recibí hace años, en un teatro de Asís, en Italia. Habíamos ido con Helena a ver un espectáculo de pantomima, y no había nadie. Ella y yo éramos los únicos espectadores. Cuando se apagó la luz, se nos sumaron el acomodador y la boletera. Y, sin embargo, los actores, más numerosos que el público, trabajaron aquella noche como si estuvieran viviendo la gloria de un estreno a sala repleta. Hicieron su tarea entregándose enteros, con todo, con alma y vida; y fue una maravilla.
Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la sala. Nosotros aplaudimos hasta despellejarnos las manos.



Eduardo Galeano
(El libro de los abrazos)


Lee con atención el texto

1) ¿Por qué crees que lleva este título?
2) Explica con tus palabras qué quiere expresar cuando dice: “hicieron su tarea entregándose enteros”.
3) ¿Por qué recordar este hecho le hace bien al narrador cuando le viene el desánimo?
4) ¿Qué sentiste al terminar de leer el texto?

5) Analiza los siguientes enunciados:

Helena y yo fuimos a un teatro y vimos un espectáculo

de pantomima .

Nuestros aplausos retumbaron en la soledad de la sala .


6) Estudia los componentes de los siguiente Grupos Sintácticos Nominales:



…una lección de dignidad…



…la gloria de un estreno...

Ejercicio de clasificación de palabras según su acentuación.

Ejercicio extraído de “Prácticas 2” Editorial Santillana.


Morir


El primer recuerdo importante de Bruno Ríos provenía de una tarde de verano en el parque, cuando tenía tres años. No recordaba exactamente qué parque era,pero sí recordaba el cielo azul. De hecho, el cielo azul era lo primero que surgía en su mente, seguido por el pasto, tan refulgente que le parecía un mar de esmeraldas, pintado con acuarela. Recién entonces aparecía él mismo en el recuerdo, corriendo. En realidad, lo recordaban sus pies, con un calzado rojo, moviéndose encima del verde. Y finalmente llegaba a su memoria esa mariposa de alas carmesí, como dos gotas de sangre.
Es como un ángel rojo, pensó Bruno mientras corría, incansable, tras esas alas. Solo un niño, en especial un niño pequeño, podía sentir una fascinación así por algo tan simple; un niño y quizá un viejo, concluyó Bruno, tiempo después. Comoquiera que fuese, él era capaz de recordar la sensación tan clara como si la viviera una vez más, como si hubiese quedado grabada en sus células.

Fragmento: Música de Vampiros de Federico Ivanier.

1. Las palabras agudas se acentúan en la última sílaba. Busca 6 ejemplos
en el texto y realiza una lista. Sepáralas en sílabas y remarca
su sílaba tónica. Ej.: pri – mer.

a.
b.
c.
d.
e.
f.

2. Las palabras graves se acentúan en la penúltima sílaba. Busca 6
ejemplos en el texto y procede igual que en el caso anterior. Ej.:
re-cuer-do.

a.
b.
c.
d.
e.
f.

3. Las palabras esdrújulas se acentúan en la antepenúltima sílaba.
Busca todos los casos que haya en el texto y procede igual que
anteriormente. Ej.: mo-vién-do-se.






¿Sabías que…
...el acento
es la mayor
intensidad con
que se pronuncia
una sílaba y
solo en algunos
casos se marca
gráficamente con
el tilde?
Un punto azul
Cuando M-41 apareció sin su abrigo y nos contó lo que había visto, no le creímos. Pensamos que se trataba de una broma.
— ¡Les digo que es cierto! ¡Vengan conmigo y les muestro!
Salimos del aula y comprobamos que no mentía: de un lado de la escuela había sol y en el otro, el viento movía una niebla que sólo dejaba ver, al fondo, las rocas del cerro. No faltó el desconfiado que quiso asegurarse, fue y volvió hecho una sopa.
—Es verdad —suspiró X-20, feliz—. ¡Cae agua! ¡Y está tibia!
Alrededor de las diez, nos sorprendimos otra vez. Z-89 entró agitado, anunciando que afuera era de noche.
— ¡Eso es imposible! —gritamos todos. Pero lo seguimos.
No lo podíamos creer. La única que reaccionó fue 12-K, que cruzó valientemente hasta el centro del patio y desapareció tras el mástil. Boquiabiertos, al rato la vimos salir de la oscuridad.
— ¡Sí! —gritó, con el pelo lleno de luciérnagas—. ¡Es de noche! ¡La noche existe! ¡Igual que en los cuentos!
Lo más increíble fue al regreso, cuando la tormenta eléctrica del mediodía hizo que, por unos minutos, todas las cosas (personas, robots, árboles plásticos) se vieran de un modo imposible de explicar: como si encima del blanco, gris y negro les hubiera caído una cantidad de colores fabulosos, brillantes, inventados por algún mago.
Mi papá, que es astrónomo, dice que todo se debió a un eclipse que desvió la luz de un modo extraño. Que es algo que no se repetirá hasta dentro de un siglo. También dice que existe un lejano astro donde estas cosas pasan a menudo. Y hasta hay algunos hechos fantásticos que allá suceden cada día, sin falta.
A simple vista, es un punto azul claro, pero mirando por el telescopio se puede ver que tiene todas esas cosas que había aquí hace miles de años, cuando nuestro planeta todavía era cálido y giraba: agua, plantas verdaderas, amaneceres, noches estrelladas y… ¡colores!, ¡infinidad de colores!
— ¿Se darán cuenta del hermoso hogar que tienen? —dice mi padre a veces, mientras ve a través del tubo de metal. Luego me sienta en sus rodillas para que yo pueda mirar también.
Entonces sueño que estoy allá. Que el cielo tiene nubes que cambian de forma, que se tiñen según las ilumine el sol y que eso pasa todos los días, y que hay ríos que hacen crecer árboles y lluvias que hacen brotar plantas de mil colores y perfumes…
Ya lo tengo decidido. Cuando sea grande, estudiaré para ser astronauta y me iré a la Tierra.
Carlos Marianidis


1. ¿Qué tipo de texto es el presentado?
2. ¿Quién cuenta la historia?
3. ¿Qué intención tiene el autor al escribir este texto?
4. Delimita los enunciados del fragmento subrayado.
5. Clasifica los siguientes enunciados:

a. Salimos del aula.

b. Sueño.

c. ¡Igual que en los cuentos!



6. Completa la información de los siguientes verbos:

(Persona Número Tiempo Modo Infinitivo Participio Gerundio)

Apareció:

Creímos:

Es:

Estoy:

Prueba diagnóstica 2º año

Profesora Anahí Caraballo.

Cruzamos la calle y entramos al bar ubicado frente a la cárcel. Un bar frecuentado por ex presidiarios a los que mi padre definía como sabihondos y suicidas. Tito, el dueño del bar, era un viejo anarquista o comunista –en ese entonces yo no tenía claras las diferencias- que había estado preso diez años no sé por qué causa. Me atendía con amabilidad y hasta con cariño cuando antes de las visitas mi madre me mandaba comprar un “completo”. O la “santísima trinidad”, al decir de mi padre. Se trataba de tabaco Río Novo, hojillas Jaramago y fósforos Victoria. Tito me regalaba la santísima trinidad.
-Junior, de mi parte para Dany. Y, no te olvides, dale mis saludos- me decía Tito mientras colocaba la santísima encima del mostrador.
-Le daré sus saludos a mi padre. Gracias Tito –decía yo y me guardaba la plata en el fondo del bolsillo derecho para después acordarme y esconderla. Eso estaba mal. Muy mal, pero lo hacía.

Carlos Caillabet
(fragmento de “Verano”)

1) ¿El fragmento presentado puede ser considerado un texto? ¿Por qué?
2) Lee con atención y clasifícalo según su contenido.
3) ¿Reconoces al emisor? Identifícalo en el texto.
4) Delimita enunciados y estudia oraciones en el siguiente fragmento:

Cruzamos la calle y entramos al bar. Un bar frecuentado por ex presidiarios.

Mi padre los definía como sabihondos y suicidas.

5) En no más de diez renglones cuenta alguna picardía que recuerdes de tu infancia cuando hacías mandados.

Prueba 2º año

Al que madruga Dios lo alucina.

Abrí los ojos y enfrenté el mismo techo uniformemente blanco de siempre. Destapándome apenas hasta la nariz comencé con mi diario rito de desperezarme bajo las frazadas, cuando lo vi –casi podría asegurar que sonriéndome- encima de la biblioteca. Cerré de nuevo los ojos y cuando los abrí comprobé que era cierto. Había allí un dedo índice, bastante bien proporcionado que parecía mirarme y hasta sonreírme.
No, no puede ser –me dije-. Y metí la cabeza bajo la frazada. Luego de unos minutos volví a mirar hacia la biblioteca. No había nada fuera de lo común, pero... ahí estaba ahora en el tocadiscos, brincando para llamar mi atención.
Volví a esconder la cabeza y cuando me volví a asomar, lo tenía casi encima de mí, haciendo piruetas sobre la araña. Ya empezaba a fastidiarme bastante este asunto, así que agarré uno de mis championes con mucha cautela y con un soberbio tiro lo bajé de allí.
Quedó tirado en el piso, medio atontado. Recuperaba el conocimiento poco a poco, por la puerta entró la gata amarilla que era muy confianzuda, lo confundió con un ratón y se lo tragó de un bocado.
Casi le agradecí a la gata el habérmelo quitado de la vista y mientras cavilaba de dónde podía haber venido, si es que existió, o si se trataba de un producto de mi imaginación, decidí fumarme el primer cigarrillo del día. Ahí fue que me di cuenta que en mi mano derecha, entre el pulgar y el mayor, faltaba el índice.

Texto adaptado de
Jorge Fernández Barbas.
(uruguayo)

1. ¿Qué tipo de texto es el presentado?
2. Reconoce sus características.
3. El que transmite su vivencia ¿está dentro o fuera de la historia? Fundamenta tu respuesta.
4. Estudia los componentes del siguiente Grupo Sintáctico Nominal:

Un dedo índice que parecía mirarme.


5. Analiza el siguiente enunciado:

Recuperaba el conocimiento poco a poco, por la

puerta entró la gata amarilla que tenía confianza,

lo confundió con un ratón y lo tragó de un bocado.



6. Cuenta algún sueño extraño que hayas tenido.


Profesora Anahí Caraballo.

Prueba 1º año nov. 2010

La maravilla de la flor

Todo el mundo admira las flores por sus bellos colores, por su aroma delicado, por sus agradables formas y aun a veces por su tamaño, circunstancias todas que, a más de hacerlas interesantes, contribuyen a darles un carácter poético; pero en la flor hay algo mucho más maravilloso: su estructura y el funcionamiento de los órganos que constituyen su parte esencial.

Cuando una flor está completa, que así se dice, hay en ella cuatro partes, cada una compuesta de varias piezas: el cáliz, la corola, el androceo y el gineceo. El conjunto de las dos primeras partes compone el periantio, término que significa “lo que rodea la flor”, pues en realidad lo importante de ésta son el androceo y el gineceo, que son los órganos reproductores masculino y femenino respectivamente. Si falta alguna de dichas partes, se dice que la flor es incompleta, como en el caso del trigo, cuyas flores carecen de periantio, por lo que se denominan, además, desnudas o unisexuadas.

Fragmento extraído de “Historia Natural”

Ed. Ramón Sopena

1) ¿Qué tipo de texto es el presentado?

2) ¿Cuáles son sus características?

3) Clasifica las siguientes palabras según su acentuación:

Aroma: ____________________________

Realidad:___________________________

Término:____________________________

4) Explica por qué llevan tilde las siguientes palabras:

Cáliz:_______________________________________________________________

Carácter:____________________________________________________________

Poético:_____________________________________________________________

5) Clasifica y estudia los siguientes enunciados:

a) La maravilla de la flor.

b) Todo el mundo admira las flores.

c) La flor completa tiene cuatro partes , muchas flores carecen de alguna y esas llevan el nombre de incompletas.

6) Estudia y clasifica las siguientes palabras según su formación:

Maravilloso

Incompleta

Profesora Anahí Caraballo

Examen 1º año set. 2010

Examen de Idioma Español 1º año

Pedir un deseo

(Fragmento)

En el barrio donde vivo yo pasa algo muy raro.

La que empezó todo (sin darse cuenta) fue Liset. El día del cumpleaños la encontramos en el pelotero. Apenas la vimos, nos colgamos de las redes para asustarla y la perseguimos toda la tarde por unos túneles que tenían muchas curvas con agujeros para salir y caer en tobogán arriba de un millón de pelotitas de colores.

Cuando ya no podíamos más del cansancio, un payaso nos llamó a sentarnos a la mesa larga, la de las botellas y los vasos blancos. Arriba de nosotros, muy, muy arriba, el techo estaba repleto de globos. Liset no dejaba de mirarlos. Después se apagaron las luces y nos asustamos un poco, pero los grandes empezaron a cantar una canción que sabían y el miedo pasó. Enseguida, la cara de mi amiga se iluminó, porque el padre prendió un encendedor y lo acercó a una vela con forma de oso. Y a otra. Y a otra. En total, seis. Recién entonces me di cuenta de que debajo de los osos había una torta enorme de chocolate, alta como una montaña. La sombra de la torta se movía de aquí para allá. Mamá me dijo que para pedir un deseo había que tener los ojos cerrados.

— ¿Qué es un deseo? —le pregunté.

—Es algo que te gustaría que te pasara, que se cumpliera, que se hiciera realidad.

Liset infló los cachetes y le quedó la boca de conejito. Sopló las seis velas juntas y cuando todo estuvo oscuro otra vez, el salón se llenó de luz, como si la señora que estaba sacando fotos hubiera usado un flash gigante. De pronto, hubo un trueno y afuera empezó a llover. (…)

Carlos Marianidis

  1. ¿Qué tipo de texto es el presentado? Justifica tu respuesta.
  2. ¿Existe un narrador? Identifica algunas marcas que dejó en el texto.
  3. Construye un texto, en no más de diez renglones, contando algún deseo especial que hayas pedido al soplar las velitas.

  1. Realiza el análisis sintáctico de los siguientes enunciados:

Sopló las seis velas y el salón quedó oscuro. Muy oscuro.

  1. Completa la información del siguiente cuadro:

Verbo

Persona

Número

Tiempo

Modo

Infinitivo

Participio

Gerundio

vivo

colgamos

sopló

empezaron

Prueba 1º año

Prueba 1º año Profesora Anahí Caraballo.

Nombre: ______________________________________________
Grupo: __________________ Fecha: _______________________


Desperté en la mañana y supe que sería un día diferente. Mientras me vestía repasaba todas las materias que padecería durante la mañana. Me consolaba saber que Emilia estaría allí para distraerme del mazazo. Llegué a la mesa a desayunar pero una pregunta giraba en mi cabeza: ¿Cómo reaccionaría ella después de lo del sábado? Quise preguntarle a Claudia si alguna vez tuvo miedo de enfrentar una situación así, pero Clau, siempre apurada, sorbió el café y salió corriendo dejando su perfume hediondo en toda la cocina. Decidí seguir mi instinto y en todo caso consultar a Toto que la tiene clara.
Salí de casa meditando mi futuro comportamiento y comprendí que debía ser precavido porque quizá ella estaba enojada por mi cobardía, pues no la llamé en todo el domingo.
Caminé tan lento que llegué tarde a clase y la profe de Biología ya estaba dando los lineamientos para el trabajo en el laboratorio. Es de las pocas profes macanudas pero justo hoy tuvo que hacer una broma de mal gusto. Se quitó los lentes, dejó su lápiz y exclamó:
- ¡Pero Manuel, te trajiste la almohada pegada!
No pude ni sonreír porque sentía que todos me miraban y que un calor se apoderaba de mí. No me animé a mirar hacia su banco, intenté balbucear una excusa:
- Tu… tuve que sacar al perro, profe, di… disculpe.
Me sentí tonto diciendo esto pero igual hice un paneo general de la clase y vi que Emilia no estaba. ¡Qué bajón y qué alivio a la vez! Pero sus cosas sí estaban.
Hasta el primer recreo no tuve una explicación para esto.

Guiomar Romero
(Fragmento de “¿Soy tan raro?”)



1. ¿Qué tipo de texto es el presentado?
2. ¿Quién cuenta la historia? ¿Cuáles son sus características?
3. Escribe cuál puede ser la explicación que recibió Manuel.

4. Clasifica las siguientes palabras según su acentuación y explica por qué llevan tilde:

Sábado: ___________________________________________________________
Café: _____________________________________________________________
Bajón: ____________________________________________________________
Lápiz: ____________________________________________________________


5. Completa la información de los siguientes verbos:

(Persona Número Tiempo Modo Infinitivo)

salió:

comprendí:

miraban:

6. Realiza el análisis sintáctico del siguiente enunciado:


Hoy la profesora hizo una broma

de mal gusto.