Un punto azul
Cuando M-41 apareció sin su abrigo y nos contó lo que había visto, no le creímos. Pensamos que se trataba de una broma.
— ¡Les digo que es cierto! ¡Vengan conmigo y les muestro!
Salimos del aula y comprobamos que no mentía: de un lado de la escuela había sol y en el otro, el viento movía una niebla que sólo dejaba ver, al fondo, las rocas del cerro. No faltó el desconfiado que quiso asegurarse, fue y volvió hecho una sopa.
—Es verdad —suspiró X-20, feliz—. ¡Cae agua! ¡Y está tibia!
Alrededor de las diez, nos sorprendimos otra vez. Z-89 entró agitado, anunciando que afuera era de noche.
— ¡Eso es imposible! —gritamos todos. Pero lo seguimos.
No lo podíamos creer. La única que reaccionó fue 12-K, que cruzó valientemente hasta el centro del patio y desapareció tras el mástil. Boquiabiertos, al rato la vimos salir de la oscuridad.
— ¡Sí! —gritó, con el pelo lleno de luciérnagas—. ¡Es de noche! ¡La noche existe! ¡Igual que en los cuentos!
Lo más increíble fue al regreso, cuando la tormenta eléctrica del mediodía hizo que, por unos minutos, todas las cosas (personas, robots, árboles plásticos) se vieran de un modo imposible de explicar: como si encima del blanco, gris y negro les hubiera caído una cantidad de colores fabulosos, brillantes, inventados por algún mago.
Mi papá, que es astrónomo, dice que todo se debió a un eclipse que desvió la luz de un modo extraño. Que es algo que no se repetirá hasta dentro de un siglo. También dice que existe un lejano astro donde estas cosas pasan a menudo. Y hasta hay algunos hechos fantásticos que allá suceden cada día, sin falta.
A simple vista, es un punto azul claro, pero mirando por el telescopio se puede ver que tiene todas esas cosas que había aquí hace miles de años, cuando nuestro planeta todavía era cálido y giraba: agua, plantas verdaderas, amaneceres, noches estrelladas y… ¡colores!, ¡infinidad de colores!
— ¿Se darán cuenta del hermoso hogar que tienen? —dice mi padre a veces, mientras ve a través del tubo de metal. Luego me sienta en sus rodillas para que yo pueda mirar también.
Entonces sueño que estoy allá. Que el cielo tiene nubes que cambian de forma, que se tiñen según las ilumine el sol y que eso pasa todos los días, y que hay ríos que hacen crecer árboles y lluvias que hacen brotar plantas de mil colores y perfumes…
Ya lo tengo decidido. Cuando sea grande, estudiaré para ser astronauta y me iré a la Tierra.
Carlos Marianidis


1. ¿Qué tipo de texto es el presentado?
2. ¿Quién cuenta la historia?
3. ¿Qué intención tiene el autor al escribir este texto?
4. Delimita los enunciados del fragmento subrayado.
5. Clasifica los siguientes enunciados:

a. Salimos del aula.

b. Sueño.

c. ¡Igual que en los cuentos!



6. Completa la información de los siguientes verbos:

(Persona Número Tiempo Modo Infinitivo Participio Gerundio)

Apareció:

Creímos:

Es:

Estoy:

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