Ficha de estudio y trabajo N°3
Historia de la lengua castellana
El Imperio se derrumba, la lengua se
fragmenta
La decadencia del
Imperio comenzó a hacerse evidente a partir del siglo III. Las legiones se
transforman en mesnadas de caudillos (aunque se sigan llamando emperadores),
los terratenientes más modestos pierden sus tierras por el peso de sus tributos
o las ceden a los más poderosos a cambio de su protección. Se inician así
nuevas formas sociales que conducen a la servidumbre, a la relación amo y
señor frente a mozo y siervo.
En
esa época, cuando la invasión germánica amenazaba ya el destino del Imperio, empezó
a divulgarse el nombre de Romania para designar a los pueblos ligados a la
civilización romana.
En
el año 409 algunos pueblos germánicos –suevos, vándalos y alanos- penetraron en
España perseguidos por los visigodos. Poco después, el rey visigodo Alarico
ataca Roma y la somete a un sitio de hambre para entregarla después al saqueo.
El imperio, debilitado por la corrupción y la anarquía, cae en el 476.
Son precisamente
los visigodos, que en principio habían perseguido a los otros pueblos bárbaros,
los que a mediados del siglo V se constituyen en dueños de la mayor parte de
España. De los primeros invasores solo quedaban para entonces los suevos,
reducidos a Galicia, ya que los alanos habían sido pronto exterminados y los
vándalos, hostigados en la Bética, cruzaron el estrecho buscando nuevas
conquistas en África.
En ese siglo, que define el fin del
período antiguo y el comienzo del medioevo, vivió Atila, rey de los hunos, un
pueblo nómade de origen incierto pero seguramente asiático.
Los hunos, hombres oscuros, de rostro huesudo, ojos
pequeños y nariz deprimida –tan extraños a los tipos europeos-, vivían a
caballo o en carros, dominando pueblos en el ejercicio de lo que algunos
llamaron la “barbarie asiática”. Sin embargo, vista como una rebelión contra la
corrupción imperial de los romanos, su lucha podía sentirse como ejecutora de
una justicia primitiva aunque destructiva.
A partir de la invasión del siglo V los pueblos
germánicos se constituyen, entonces, en los dueños del antiguo Imperio Romano,
pero toda su organización de vida contrastaba con la de los latinos.
Este tipo de organización no admitía el despotismo y las
cuestiones de gobierno se resolvían en asambleas: los guerreros reunidos
marcaban con choques de sus escudos o con fuertes murmullos, la aprobación o el
rechazo de las deliberaciones porque “…el asentimiento más glorioso es la
alabanza con las armas”.
Sin aspiraciones personales en cuanto a posesión de
bienes, el estado se ocupaba de repartir a cada pueblo y familia las tierras
para cultivar; esta adjudicación se renovaba cada año para evitar que el
sedentarismo y el ocio atenuara el gusto por el combate.
Qué le debe el
castellano a las lenguas germánicas
Como queda dicho, durante largo tiempo y aun antes de la
invasión, germanos y latinos mantuvieron contactos que, necesariamente, debían
llevar al intercambio de vocabulario.
Los latinos aprendieron de sus invasores la denominación
de cosas que no les eran demasiado familiares. Por ejemplo, los romanos no
fabricaban el jabón, los germanos sí; no es caprichoso entonces que esa
palabra ahora nuestra sea de origen germano: saipo >sapone >xabón
>jabón.
Así pueden explicarse otras herencias: werra
(guerra) sustituyó al latín bellum (aunque de este deriven
bélico, belicoso, beligerante), los germanos protegían su cabeza con un helm
(yelmo) y arrojaban un dard (dardo) a distancias enormes.
De otros ámbitos también les debe el español algunas
palabras como falda, arpa, feudo, embajada y la tan necesaria tregua.
Los nombres que ellos
nos dejaron
Una buena parte de la onomástica visigoda que quedó en
el castellano se usa todavía; por lo general son formas compuestas que
relacionan nombres y cualidades o aluden a ellas. Por ejemplo, los que se
llamen Fernando quizá ya sepan que su nombre deriva de Fridenandus
y se compone así: frithu, ‘paz, alianza’ y nanth,
‘atrevido’; los Rodrigo tendrán hroths, ‘fama’ y serán riks,
‘poderosos’; Álvaro podrá ser un modelo de prudencia (all, ‘todo’, y wars,
‘precavido’) y Elvira, un poco gails, ‘alegre’, pero también wers,
‘fiel’.
Aunque con otros complicados cambios, Alfonso,
Adolfo, Gonzalo y Ramiro tienen el mismo origen.
Muchos restos de la onomástica visigoda quedaron en los
topónimos; se encuentran en Galicia y norte de Portugal, donde se refugió este
pueblo después de la invasión árabe.
De una lengua madre,
varias hermanas
A la llegada de los bárbaros el latín vulgar, aunque en
constante transformación, era la única lengua del Imperio, pero el
quebrantamiento de la unidad política tuvo su consecuencia previsible. La
destrucción de las vías de comunicación aisló a pueblos y regiones y cada uno
de ellos fue desarrollando peculiaridades en el habla que terminaron con la
uniformidad. Surgieron así las lenguas romances
o neolatinas gallego, portugués,
castellano, francés, italiano, rumano, catalán y sardo (de la isla de Cerdeña),
que mantuvieron, a pesar de las diferencias, su condición de hermanas.
De los germanos a los
árabes
El pueblo visigodo fue el más culto entre los invasores
bárbaros. Si al principio mantuvieron una intransigente distancia con los
hispanorromanos, pronto se asimilaron, adoptaron la lengua latina y, con el
tiempo, el cristianismo, que tuvo entre ellos figuras de prestigio como San
Isidoro.
Los visigodos aportaron sus instituciones, su arte, su
orfebrería y, lo que parece más importante, cambiaron la conciencia de
provincia por una de sentido nacional, acorde con el nuevo camino que España
iniciaba.
Pero en el siglo VII
la decadencia de la corte era ya manifiesta, su último rey, Rodrigo, perdió en
la batalla de Guadalete (año 711) el dominio sobre su reino, el que se
convirtió desde entonces en territorio árabe.
Actividades
1.
Lee con atención el texto. Realiza un
resumen o esquema que te facilite su comprensión.
2.
Busca en el diccionario el significado
de las palabras que desconoces. Siempre es recomendable recurrir al diccionario
de la Real Academia Española o a su versión en línea: www.rae.es.
3.
Copia las definiciones que
corresponden, según el texto, a las siguientes entradas:
MESNADA:_________________________________________________________________________________________________________________
DESPOTISMO:_______________________________________________________________________________________________________________
ONOMÁSTICA:______________________________________________________________________________________________________________
4.
¿Qué factores provocan la caída del
Imperio Romano?
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5.
De lo estudiado en las tres fichas,
¿cuáles son las influencias lingüísticas del castellano?
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6.
¿Cómo se llaman y cuáles son las
lenguas derivadas del latín vulgar?
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7. ¿Quiénes
sucedieron a los visigodos?
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