Ficha de estudio y trabajo N°2
Historia de la lengua castellana
El latín que los romanos nos legaron
En el año
218 a. C., durante la segunda guerra púnica[1],
los Escipiones desembarcaron en Ampurias (Gerona); en esa fecha se inicia la
incorporación de la Península Ibérica a la historia del mundo grecolatino.
En el mapa
de las Guerras Púnicas, a continuación, se aprecia la lucha por el control del
Mediterráneo entre Cartago y Roma.
![http://img820.imageshack.us/img820/6215/batallas.jpg](file:///C:\Users\Javier\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image002.jpg)
La conquista fue
progresiva: primeramente, las zonas al noreste del río Ebro, el litoral
mediterráneo y la Bética (provincia que abarcaba la actual Andalucía); mucho
más tarde y con mayor resistencia, Augusto dominó los pueblos del norte,
Galicia, Asturias y Cantabria.
Esta
dominación significó para los primitivos habitantes una nueva forma de vida con
una organización centralizada que garantizaba justicia, recaudaba impuestos y
concedía el derecho a la ciudadanía; también, una nueva valoración de la
belleza y del espíritu que llegaba desde Grecia, ya conquistada por los
romanos.
Atrás fueron
quedando la vida nómade, la lucha entre ciudades rivales, los enfrentamientos
entre pueblos.
La lengua
latina fue logrando inevitablemente su difusión en España. Por un lado estaba
la acción de la escuela romana, la presencia del ejército, la condición de
lengua oficial que tenía el latín; y por otro, su manifiesta capacidad
expresiva y el contacto permanente entre invasores e invadidos.
Esta
latinización no fue inmediata: hubo un período de bilingüismo, en el que las
lenguas vernáculas se conservaron en el ámbito de la vida familia; pero luego,
con excepción del vasco, terminaron por extinguirse.
Sin embargo,
algo de esas lenguas nativas quedó en el latín; esta permanencia recibe el
nombre de sustrato.
A este
sustrato le debe el castellano, por ejemplo, el cambio de la f
inicial latina por h aspirada y más tarde desaparecida (filum → hilo), y también
el hecho de que b y v se pronuncien igual.
Según
algunos estudiosos, es de origen ligur el patronímico en –z (Sánchez, Muñoz).
Hay
también algunos términos de nuestro vocabulario actual que tienen origen
prerromano (barro, manteca, perro, sima). Se dieron incluso casos en que el
latín tomó palabras de origen hispánico y las adaptó a sus formas; un ejemplo
es
plumbum (español plomo), aunque aquí la adopción no
es casual ya que los romanos conocieron y aprovecharon la existencia de este
metal en Galicia.
El latín: dos variantes
A medida que
la literatura fue fijando un modelo de lengua, se hizo evidente la diferencia
entre un latín culto o clásico, escrito, enseñado en las escuelas, y un latín
vulgar, oral, empleado familiarmente por los romanos. Y fue precisamente el
latín vulgar el que llegó a España, conquistada no por hombres de letras sino
por recios legionarios, colonos, magistrados, obreros, comerciantes.
Entre el
latín clásico y el latín vulgar existían importantes diferencias, de las que solo
mencionaremos algunas:
-
En la lengua
latina general los sustantivos y adjetivos se declinaban, es decir, adoptaban
distintas terminaciones según la función que desempeñaran en la oración (por
ejemplo rosarum para el complemento
“de las rosas”, rosas para el sujeto “las rosas”). El latín vulgar fue
utilizando cada vez más las preposiciones y fue dejando de lado los cambios en
la terminación.
-
En el latín
vulgar desapareció prácticamente el género neutro, actualmente en el español
nos queda el artículo lo y
los demostrativos esto, eso y aquello.
-
Las variantes de
vocabulario eran frecuentes: equus (clásico)/ caballus
(vulgar); caput ‘cabeza’ (clásico)/ testa ‘cacharro’.
En
síntesis, el latín con sus variantes, fue el principal aporte para la formación
de las lenguas de los pueblos que constituyeron el Imperio Romano; para el
castellano significó el 70% de su caudal.
De la Magna Grecia
Grecia
fue convertida en provincia romana, con el nombre de Acaya, en el año 146 a.
C.; ese contacto fue decisivo para los romanos porque acentuó el acercamiento a
una cultura superior con la que ya estaban vinculados desde fines del siglo IV.
La
mayor parte de las palabras de origen griego, que ingresaron en distintas
épocas, nombran conceptos referidos a la educación (escuela, pedagogo); a los
deportes (atleta); a los distintos campos del conocimiento (astronomía,
matemática, música, poesía); al teatro (comedia, drama, escena).
La
introducción del helenismo[2]
continuó después de la caída del Imperio Romano, se mantuvo en la Edad Media a
través de los contactos comerciales y perdura en la actualidad.
Actividades
1.
Lee con atención el texto. Realiza un
resumen o esquema que te facilite su comprensión.
2.
Busca en el diccionario el significado
de las palabras que desconoces. Siempre es recomendable recurrir al diccionario
de la Real Academia Española o a su versión en línea: www.rae.es.
3.
Copia las definiciones que
corresponden, según el texto, a las siguientes entradas:
NÓMADE:______________________________________________________________________________________________________
BILINGÜISMO:___________________________________________________________________________________________________
VULGAR:_______________________________________________________________________________________________________
4.
¿Qué factores garantizaron que el latín
se propagara en España?
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______________________________________________________
5.
¿Cuáles son las lenguas vernáculas que
convivieron con el latín?
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______________________________________________________
6.
¿Qué características tienen las
variantes del latín que convivían?
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[1] En
el 220 a. C., el hijo de Amílcar, Aníbal, planeó la conquista de Roma desde la
Península Ibérica, atravesando los Pirineos y los Alpes. En su avance atacó la
ciudad de Saguntum (Sagunto), aliada de Roma, lo que originó el enfrentamiento
entre romanos y cartagineses (Segunda Guerra Púnica).
[2] helenismo.
(Del lat. hellenismus, y este del gr.
ἑλληνισμός).
1. m. Período de la
cultura griega que va desde Alejandro Magno hasta Augusto, y se caracteriza
sobre todo por la absorción de elementos de las culturas de Asia Menor y de
Egipto. 2. m. Giro o modo de hablar propio y privativo de la lengua
griega. 3. m.
Empleo de tales giros o construcciones en otro idioma.4. m. Influencia ejercida por la cultura antigua de los
griegos en la civilización y cultura modernas.
Real
Academia Española
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